La mirada intimidadora de todo aquel que nos pasaba por al lado, claro porque bien sabían que no éramos de allí, y al vernos encima con cámaras y demás elementos que llevamos para trabajar, no entendían que era lo que hacíamos y sentían probablemente un poco de miedo por ello, hasta el punto que alguno que otro se ofendía por estar observándolos y te echaban y hasta amenazaban.
Campos muy amplios en los cuales bastante esparcidas habían casas muy precarias e inestables, construidas con pedazos de madera, chapa y algún que otro material. Muchas sin terminar, por lo cual se veía en varios casos algunas personas bajo el rayo del sol trabajando duro. Zona que increíblemente no contaba con luz, que extraño que esto suceda a unos metros nomás de una central nuclear no?
Atucha, un lugar del cual tenía mucha expectativa, una lástima no poder entrar, pero alcanzó desde lejos para que le tenga el suficiente respeto, tanto por su arquitectura tan imponente, como por lo que era en sí. Demasiada distancia costó llegar allí, cuestión que ya nos hablaba de una cierta barrera que quería que tenga cualquier persona común que ni sabe lo que es con la central. Daba un poco de miedo, más que nada por la fama que tenía, y de hecho gendarmería nos echó al ratito diciendo que era por nuestra propia seguridad.
El club de pesca era un lugar soñado, realmente hermosísimo por su vista al Río Paraná y por la fascinación con la que varias personas y familias iban al pueblo específicamente para pescar.
La tranquilidad que sentí en la estación fue la misma que se mantuvo en todo el pueblo y no por la ausencia de personas, aunque admito que no es un pueblo muy habitado, pero mas allá de eso por la forma de vida de las personas que viven allí. Aunque si estoy hablando de las personas del pueblo, tengo que destacar lo que mas me gustó de este pueblo y fue la amabilidad y simpatía de las personas, no solo por el hecho de que todos te saludaban, sino mas bien por el trato de igual a igual que tenían con nosotros y la confianza que nos supieron tener.
Otra cosa que me sorprendió mucho fue cómo mencionaban destacando todo el tiempo que éramos alumnos de la UBA. Con cada uno que nos presentaban lo que más remarcaban era eso, con cierto respeto. Me gustó que pasara eso porque me metió más responsabilidad con el laburo y porque además desde un principio nos dieron un voto de confianza diciéndonos que el trabajo que hiciéramos lo iban a archivar y utilizar como documento de investigación y reflexión para lo que es Lima.
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